¿Por qué caemos hoy?

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(Artículo publicado por Echeneis)

Mi aportación semanal surge del suceso que experimenté el miércoles pasado.

Tuve que acercarme a la oficina de mi bróker español para firmar unos documentos. Si recordáis el mercado caía con fuerza, responsabilizando la prensa especializada a la decisión China de devaluar su moneda. Me tocó esperar pues había un señor preguntando por los Turbo Warrants (creo que la probability of touching tiene mucho que ver en su comercialización).

En este tiempo no dejaron los teléfonos de sonar, demandando los clientes información sobre el motivo de los números rojos matutinos. A base de escuchar las respuestas de los empleados, ya mecanizadas como si de un guión de tele tienda se tratase, sentía la tentación de descolgar el teléfono y ayudar en su tarea de iluminadores. Los seres humanos no podemos desprendernos del determinismo, doctrina que afirma que todos los fenómenos están determinados por algún motivo: no hay efecto sin causa, generando una necesidad de encontrar explicaciones.

No voy a entrar en materia filosófica, física o religiosa aunque opino que todos los eventos tienen su causa, poder determinarla varía de acuerdo al grado de complejidad del evento en cuestión y el número de variables que lo determinan.

Por ejemplo, si lanzo un dado el resultado vendrá determinado por múltiples variables: material del mismo, fuerza de lanzada, superficie donde cae, etc. Como las variables son tan abundantes asumo que el desenlace es fruto del azar o es aleatorio. Podríamos decir lo mismo sobre la bolsa, el mercado es un sistema complejo (¿caótico?), compuesto por miles de acciones sobre empresas, futuros, derivados, Bancos Centrales, operadores, políticos, etc. Por lo tanto, su comportamiento es una combinación de decisiones de cientos de miles de personas, y cada cual puede estar condicionado al operar por sus motivaciones personales: subida de tipos, caída del petróleo, Grecia, caída de beneficios empresariales, peleas conyugales. Personalmente, para la pregunta inicial no podría concretar un simple motivo.

En el corto plazo predecir los movimientos del mercado se convierte en una apuesta y es muy difícil adivinar el comportamiento día a día, por lo general, cautivo del sentimiento inversor imperante que en demasiadas ocasiones tiene poco que ver con lo racional. Dejo al margen los rumores tendenciosos (salió uno sobre una pelea telefónica entre Merkel y Tsipras, ¡Cómo si con lo que ha pasado se fueran a decir “Dime cariño”!) o las intervenciones por sorpresa de los Bancos Centrales como causas probables de mercado manipulado.

Si nos distanciamos un poco para que los árboles no nos tapen el bosque, nos encontramos en un mercado alcista, y hasta que no cambie, deberíamos interpretar las caídas como correcciones de la tendencia principal. Las etiquetas: Flash Crash, Crash de Bonos, Siria, Crisis Ucrania, Crisis Griega, etc. las dejamos para los analistos. Si nos queremos dedicar a operar no deberíamos perder mucho el tiempo buscando el nombre, responsable, culpable o inductor, para esto ya están los medios y los “GurusTeloDije”. Los analistas son buenos en una cosa: decirle lo que acaba de suceder. La prensa económica está llena de justificaciones a posteriori de por qué ayer sucedió lo que sucedió. Información estéril.

Cuando se trata de invertir parecemos ser adictos a la información y poco nos detenemos a considerar cuánta de esta información necesitamos realmente. Debemos separar la señal del ruido y reflexionar sobre cuanta información necesitamos para tomar una decisión. Con una mayor información nos sentiremos más seguros pero ¿seremos más precisos? Este es el quid de la cuestión.

Os dejo una imagen del remake del film de 1995 “Sospechosos habituales” versión China, quizás como en la película el final pueda ser sorpresivo y no ser el culpable quien pensamos:

Echeneis

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